Muchos somos los que, al llegar el 31 de diciembre, tenemos la tentación de echar la mirada atrás y reflexionar sobre lo que ha significado para nosotros estos últimos 12 meses.
En mi caso, si tengo que resumir este 2013, diría que ha sido un año de cambios. Unos cambios que hoy, último día del año, ya soy consciente de que eran necesarios, aunque me ha llevado tiempo verlo así.
También clasificaría mi 2013 como una montaña rusa, donde los altos y bajos se han sucedido de forma continua hasta estos últimos días.
Pero sobre todo, ha sido un año donde he aprendido mucho sobre mí mismo, donde he conocido aspectos de mi personalidad que, tal vez, habían permanecido ocultos por las circunstancias, y que ahora, una vez me he visto liberado de ellas, me he reconocido ante mi propio espejo, y me he dado cuenta que jamás podré dejar de ser como soy, ni lo deseo tampoco.
Tras estos 12 meses, vuelvo a ser yo mismo, con mis ilusiones, sueños, formas de vivir ... Me he vuelto a centrar en mis proyectos, mis viajes, mi familia y amigos, y en quien me ha logrado entender y aceptar tal y como soy.
Tengo la convicción que en este 2014 será el comienzo de una nueva y mejor etapa. Seguiré luchando por alcanzar mis metas, pero sin olvidar disfrutar del camino, que es donde se encuentra, realmente, la auténtica felicidad.